LA HABANA, Cuba – La Organización de las Naciones Unidas celebra el 70 aniversario de su constitución por todo lo alto. Los más importantes hacedores de la política mundial y los dignatarios de la mayoría de los países miembros se encontraron en Nueva York. La Cumbre de Desarrollo Sostenible 2030, donde el Papa Francisco pronunció su primer discurso ante la ONU, se efectuó del 25 al 27 de septiembre, y la Conferencia sobre Igualdad de Género ocurrió el día 27. El segmento de alto nivel del período de sesiones de la ONU se inició el 28.
Raúl Castro viajó por primera vez a Estados Unidos como presidente de Cuba el 24 de septiembre. El general-presidente llegaba con la aureola del restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, la reapertura de las respectivas embajadas, las conversaciones con el presidente Obama, el constante flujo de dignatarios de otros países y visitantes norteamericanos a Cuba, la mediación entre Venezuela y Estados Unidos, y la participación en la reunión del presidente colombiano Juan Manuel Santos y el jefe de las FARC-EP para la firma del primer acuerdo hacia la paz en La Habana. El mandatario pretendía disfrutar el influjo del permanente acompañamiento al Francisco durante su recorrido cubano, con una sintonía fraguada durante la facilitación papal de las conversaciones con Estados Unidos, y que estaba contando con el simbolismo de continuar en Washington, Nueva York, y Filadelfia.
Pero el traspié mediático causado al Sumo Pontífice por la detención de más de 150 activistas de la sociedad civil independiente, de ellos tres señoras invitadas por la Nunciatura para saludarlo, desveló la soterrada realidad de que en Cuba existe la misma dictadura desde hace casi 57 años; y deslució la llegada de Raúl Castro a Estados Unidos y su presencia durante el discurso del Santo Padre en ONU desde el escaño cubano, el 25 de septiembre. Entonces no oyó nombrar explícitamente a Cuba por las negociaciones con Estados Unidos ni la condena al embargo-bloqueo, como tampoco había ocurrido en los discursos del Pontífice previamente en la sesión conjunta del Congreso estadounidense. No sucedió el saludo público, ni el encuentro Francisco-Castro-Obama augurado en los medios.
No obstante, Raúl Castro saturó la ONU como estaba previsto, para compensar la ausencia durante sus nueve años en el poder. Pronunció discursos los días 26, 27 y 28 de septiembre en la Cumbre de Desarrollo 2030, la Conferencia sobre la Igualdad de Género y el segmento de alto nivel de la Asamblea General de la ONU, consecutivamente. El general sostuvo reuniones con Bill Clinton, el primer ministro de Suecia, Ban Ki-moon, el presidente de Guyana, Vladimir Putin, Xi Jinping, Lukashenko (el dictador de Bielorrusia), Francois Hollande, senadores y representantes demócratas, el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos y directivos de grandes empresas, el gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, y el alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, así como otras personalidades. También se establecieron relaciones diplomáticas con Islas Marshall.
En la sesión inaugural del 70 período de sesiones de ONU, el 28 de septiembre, Obama reiteró que la política mantenida por Estados Unidos durante 50 años hacia Cuba había fallado en mejorar la vida del pueblo cubano, que continuarían teniendo diferencias con el gobierno, y que defenderían los derechos humanos, pero que abordarían esas cuestiones mediante las relaciones diplomáticas, y el incremento del comercio y los lazos pueblo a pueblo (política iniciada por el presidente en 2009). Añadió que, según se alcancen progresos, confía en que el Congreso inevitablemente levantará el “embargo que no debe existir más”. Asimismo reafirmó que su política persigue iguales objetivos, por otros medios: “El cambio no vendrá de la noche a la mañana en Cuba, pero confío en que la apertura, no la coerción, apoyará las reformas y mejorará la vida que el pueblo cubano merece, tanto como considero que Cuba encontrará sus éxitos si busca la cooperación con otros países”.
Raúl Castro pronunció un discurso a estilo del Comandante, aunque ceñido a la brevedad requerida en la ONU, a diferencia de Fidel Castro el 28 de septiembre de 1960. Reiteró las exigencias a Estados Unidos para normalizar las relaciones: eliminación del embargo, compensación por el embargo-bloqueo, devolución del territorio ocupado por la Base Naval de Guantánamo, y cese de las transmisiones de Radio y Televisión Martí. En la noche asistió a la recepción ofrecida por Barack Obama a los altos dignatarios asistentes a la ONU, primera ocasión en que participaba como jefe de estado y de gobierno en una actividad oficial del gobierno de Estados Unidos después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas.
Los presidentes se reunieron la mañana siguiente, acompañados por sus cancilleres, Alejandro Castro Espín (hijo de Raúl) y otros funcionarios. Posteriormente, Bruno Rodríguez ofreció una conferencia de prensa, donde manifestó que la reunión había transcurrido en un ambiente respetuoso y productivo. Sobre las detenciones de opositores durante la visita del Papa Francisco, el ministro contestó que se sienten orgullosos de la ejecutoria de Cuba en derechos humanos, se garantiza el ejercicio de todos los derechos, las leyes y tribunales juzgan y sancionan según las conductas tipificadas, y que las leyes sobre agentes de gobiernos extranjeros en Estados Unidos y países europeos son muchísimo más severas. La respuesta constituye una advertencia de que el gobierno cubano sigue considerando a todos los opositores como agentes de Estados Unidos y podría volver a utilizar la Ley 88 de 1997 “de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba”, por la que condenaron a 75 personas pacíficas con penas de hasta 28 años de cárcel. Doce de los juzgados entonces aún se encuentran en Cuba, bajo licencia extrapenal.
El mundo se ha abierto a Raúl Castro, queda por ver cómo cumplirá sus promesas. No puede olvidarse a los “descartables”, casi todos los cubanos.