LAS TUNAS.- “Raúl Castro tiene malos asesores; pudiendo aparecer ante el mundo con traje y corbata, abre la puerta en uniforme de guardia rural; primero, coge miedo a una muchacha y bota de Cuba a dos expresidentes, y luego, abre la semana celebrando los 56 años de la libreta (racionamiento) con elecciones del Poder Popular”, soñé anoche que me decía mi padre.
El sueño debió estar influenciado por los acontecimientos ocurridos en La Habana la semana pasada, y las conversaciones con mi viejo que tras acontecimientos así, añoro tras su partida, llevándome anoche a un soliloquio en que me pregunté: “¿La ignorancia de esta gente los ha llevado a ignorar a sus semejantes?”
Pregunto, porque tal parece que cuando a las tres de la tarde de este lunes la comisión “electoral” castrista esté dando cifras de “votantes” y de diputados “elegidos” al parlamento, con esos números estará celebrando los 56 años de racionamiento en Cuba.
Sí. No se asombre. Este lunes tenemos dos celebraciones en Cuba. Unos 600 celebrarán su “elección” o “reelección” a diputados al parlamento. Y otros, más de 11 millones de cubanos, “celebrarán” los 56 años de la “Libreta de Abastecimiento”.
Mediante la Ley No. 1015 del entonces primer ministro Fidel Castro, el 12 de junio de 1962 se creó la “libreta de abastecimiento” que ha acompañado a los cubanos por 56 años, hasta el día de hoy.
Y ni en esto de establecer una cartilla de racionamiento el castrismo fue creativo. Racionamiento tuvo España durante la dictadura franquista, eso sí, con menos duración que la cartilla cubana. Los españoles sufrieron racionamiento y pasaron hambre de mayo de 1939 a mayo de 1952, sólo 13 años, 43 años de penurias menos que todas, las muchas miserias pasadas por los cubanos.
Así y todo, con sólo 13 años de racionamiento, en esa época triste España produjo productos de mala calidad, mercado negro y corrupción. Y los españoles enfermaron, de tifus, de los pulmones, del hígado, de gripe… Y Francisco Franco condenó a los españoles a cárcel, y a muerte por especulación.
Oh, Dios, si mis abuelos debieron salir huyendo de España. ¡Qué coincidencia…! Ya mi hijo debió salir huyendo de Cuba y mis nietos debieron nacer en Estados Unidos, como yo nací en Cuba.
Sucede que en estos 56 años de abastecimiento por raciones, como en aquellos 13 años racionados en España, Cuba produce productos de mala calidad, mercado negro, corrupción… Y los cubanos nacen bajos de peso y escasos de talla, y enfermaron y se enferman de los ojos, la piel, el hígado, el corazón…
Y Fidel y Raúl Castro fueron más allá que Francisco Franco: desde 1962, por la Ley No. 1035, condenaron a los cubanos a 180 días de cárcel “por acaparar productos agrícolas”, y por otras “leyes”, los condenaron a cinco años de prisión por “salida ilegal del país”, y apresaron sus botes, o los hundieron en el mar cuando pretendieron escapar de la “libreta de abastecimientos”, y fusilaron a algunos, sin que eso sucediera en Inglaterra, donde también hubo “abastecimiento racionado”.
Tan dados a la eficacia los ingleses, quizás los castristas aprendieran a racionar hasta el vestuario según disposiciones de la administración de Churchill. En Inglaterra, a consecuencia de la II Guerra Mundial, el racionamiento comenzó por el tocino, el 8 de enero de 1940; al tocino seguiría la mantequilla, la carne el azúcar, los huevos, el té… El vestuario fue racionado por un sistema de cupones, vigente en Cuba hasta hace muy poco.
Un dato curioso. Los castristas racionaron los huevos con más flexibilidad que los ingleses. En Inglaterra, en 1940 el racionamiento de huevos consistía en un huevo por semana. En Cuba, hoy los huevos están racionados en muchas provincias en base a cinco huevos mensuales, huevo y cuarto a la semana.
La diferencia radica en que el racionamiento inglés duró sólo 14 años, concluyó liberando el plátano, último producto racionado; producto de difícil adquisición por estos días en Cuba.
Así y todo entre el racionamiento sajón y el caribeño existe una coincidencia notable, sufrida por los cubanos hoy, como antes la padecieron los ingleses: Tanto en Gran Bretaña como en Cuba, la falta de carne de vaca en los comercios racionados, hizo ir al mercado negro a quienes quisieron comer un buen bistec, y en esas redes subterráneas, carniceros inescrupulosos, dados a contrabandear carne en época de racionamiento, dieron y dan carne de caballo como si fuera novilla. Esas triquiñuelas, recordadas por los ingleses que peinan canas, son parte de la cotidianidad de los cubanos.
Hoy el castrismo achaca las penurias de los cubanos al embargo estadounidenses; olvida que cuando la extinta URSS y todo el campo socialista abastecía al régimen, no sólo de armas y municiones, sino también de carne enlatada, leche en polvo, pienso para el ganado y maquinaria para hacer producir la tierra labrantía, los cubanos traían en el bolsillo la misma cartilla de racionamiento que llevan hoy y desde hace 56 años, con más productos sí, pero de todas formas racionados, como en la España franquista post Guerra Civil, o como Inglaterra tras la II Guerra Mundial.
Dejará el castrismo de ser, no el de los jerarcas, sino como decía mi padre, “el peor castrismo”, el del ciudadano autocensurado, que haciendo de policía y guardia rural, no se permite ni entrar ni salir de sí mismo, validando más de medio siglo de penurias… Habrá que ver si los nuevos diputados al parlamento, además de la “libreta” para la canasta básica, también llevan una cartilla de racionamiento para la lógica y el sentido común.