LA HABANA, Cuba. – El pasado 10 de mayo se cumplió el aniversario número 40 del asesinato del poeta salvadoreño Roque Dalton.
A juzgar por lo que dicen –o más bien por lo que no dicen, ambiguos como son- los medios oficialistas en Cuba, se podría suponer que el poeta-guerrillero fue muerto por los militares que combatían a los insurgentes. Pero no fue así. Roque Dalton, –como ocurriría en 1983 a Mélida Anaya, más conocida como la comandante Ana María- fue asesinado por sus camaradas de la guerrilla salvadoreña en una de sus sangrientas querellas internas.
Roque Dalton y la comandante Ana María integran la lista de los muertos que la izquierda le ha apuntado a la derecha.
Roque Dalton y Armando Arteaga, acusados de “traición a la causa”, fueron ejecutados en una “cárcel del pueblo” de Santa Anita, al sur de San Salvador, por integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) el 10 de mayo de 1975. Primero los acusaron de trabajar para la central de inteligencia americana CIA o de ser agentes de la Inteligencia cubana, pero como no tenían cómo probarlo, finalmente los culparon de insubordinación. En realidad, la tal insubordinación no era más que sus críticas a las tendencias estalinistas que se estaban imponiendo en el ERP.
Los cadáveres de Dalton y Arteaga, que se dice fueron abandonados en El Playón, nunca se hallaron.
El asesinato de Roque Dalton fue ordenado por el jefe del ERP, el comandante Joaquín Villalobos. Algunos aseguran que se encargó personalmente de volarle los sesos con una pistola soviética.
Poco más de un año después del asesinato de Roque Dalton, Villalobos pasó a formar parte de la comandancia general del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Ahora que es consultor internacional y reside en Europa, Joaquín Villalobos se esfuerza por demostrar que el Ejército Revolucionario del Pueblo que él dirigía fue “la más liberal y menos ortodoxa” de las cinco guerrillas que integraron el Frente Farabundo Martí, e incluso se arroga la potestad de aconsejar paciencia, moderación, pragmatismo y socialismo de mercado al régimen cubano. 40 años atrás les hubiera aconsejado que fusilaran a todo el que oliera a insubordinación o traición.
Roque Dalton, que se burlaba de todo, hubiera reído a carcajadas de saber que un día el fiero comandante Villalobos sermonearía a los empecinados compañeros de La Habana sobre la virtud revolucionaria de amasar fortunas. Va y hasta le hubiese dedicado unos versos…
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