LA HABANA, Cuba. – El Gobierno cubano negoció el pago de la deuda, el suministro de petróleo, las prioridades de la ayuda para atravesar la profunda crisis económica y los compromisos con las empresas de Rusia, según se desprende de las reuniones sostenidas por el vicepresidente cubano Ricardo Cabrisas con el canciller ruso Serguéi Lavrov en Moscú, del 21 al 27 de septiembre.
La Comisión Económica y Científico-Técnica Intergubernamental de ambos países debía reunirse por esa fecha, sin embargo, no hay noticias de que haya sucedido. Solo trascendió que Cabrisas se había encontrado con su homólogo Yuri Borisov, a quien ofreció una información detallada sobre la compleja situación de la economía cubana y los pasos para la recuperación. Ambos acordaron continuar avanzando en todas las esferas de interés común, informó Granma sin aportar detalle.
Antes de concluir el año se volverán a reunir, anunció Radio Reloj. Posiblemente entonces se enmarcará en la Sesión de la Comisión correspondiente.
Las negociaciones del vicepresidente se realizaron con las empresas AETK, VeyaInvest, Promingeneering, Inter RAO, GAZ, SINARA y las corporaciones estatales Ferrocarriles de Rusia y Rosaviatsia, vinculadas a proyectos del transporte en Cuba, fundamentalmente a la modernización de los ferrocarriles con un crédito de 1800 millones de dólares suscrito el pasado año.
La deuda estimada en 30 000 millones de dólares de Cuba con la Unión Soviética, heredada por Rusia, fue condonada en 90%. Mientras, con el pago del 10% restante se realizarían inversiones de empresas rusas en Cuba. Un arreglo similar se logró con los miembros del Club de París, a los cuales en meses recientes Cabrisas solicitó un aplazamiento del pago de un tramo pendiente de 2019 y 2021 para honrarlos en 2022, según agencias extranjeras.
Ciertamente 2020 ha sido un año inimaginable. Los países se cerraron en la era de la globalización, todos los planes colapsaron y las relaciones internacionales se han concretado por videoconferencias. Los vínculos entre las autoridades de Cuba y Moscú, recompuestas apenas en 2012, con la visita de Raúl Castro al país euroasiático y en 2014 con la de Vladimir Putin a la Isla, resplandecían desde la cúpula dorada del Capitolio restaurado, los pozos de petróleo en apertura por Roznev y los acuerdos suscritos durante la visita del premier Medvedev a principios de octubre de 2019.
Pocos días después se acogía a Miguel Díaz-Canel en Rusia, con invitación para regresar en mayo a los festejos por el 75 aniversario del fin de la II Guerra Mundial y el 60 de las relaciones diplomáticas. Sin embargo, la COVID-19 llegó con fuerza a Rusia y Cuba, por tanto se suspendió el desplazamiento del gobernante cubano. Aun así, el canciller Lavrov, en febrero hizo escala en Santiago de Cuba para enfatizar los estrechos lazos políticos existentes mediante una visita a la piedra donde están sepultadas las cenizas de Fidel Castro.
Las obras en esferas básicas como la recuperación de los ferrocarriles, la construcción de bloques energéticos y la producción de acero son muy necesarias para Cuba, pero a las empresas rusas hay que pagarles, incluidas las estatales, que tienen muy malos recuerdos de la gran deuda condonada. Por su parte, el turismo ruso y la cooperación en la biotecnología son estimulados desde La Habana.
Además, el Cabrisas concretó la incorporación de Cuba como observadora en la Unión Económica Euroasiática, integrada por Rusia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizia y Armenia.
La desesperada situación económico-financiera de Cuba, la urgencia de garantizar el suministro de petróleo y sus derivados ante la inseguridad provocada por la crisis en Venezuela, así como el recrudecimiento de las sanciones del Gobierno de Estados Unidos contra el régimen cubano, propician la dependencia de la Isla respecto al Kremlin.
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