LA HABANA.- No descubrimos nada nuevo al afirmar que el secretismo, alentado desde las altas esferas del poder, es un mal presente en todas las esferas de la sociedad cubana. Unas veces motivado por la censura que imponen los gobernantes, y otras como consecuencia de la autocensura que padecen los medios de difusión oficialistas, lo cierto es que con frecuencia se tiende un manto de silencio sobre asuntos de interés general.
Tal situación propicia que cualquier pronunciamiento gubernamental, o de algún personaje afín al gobierno, que se manifieste en contra de tan deleznable práctica, despierte la expectativa entre la ciudadanía.
En ese contexto podrían enmarcarse unas declaraciones del primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez durante la reciente celebración del balance del trabajo anual del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) correspondiente a 2017.
Tras insistir en que se deben explicar bien las políticas del INDER, el posible heredero del castrismo apuntó que “cuando haya un problema hay que decirlo claro, para evitar también la tendencia a la victimización de algunos, que después salen con los puntos de vista ajustados a su manera, y hasta critican al organismo deportivo cubano” (“La medalla del diálogo”, periódico Juventud Rebelde, edición del 30 de marzo).
Para los seguidores del deporte en la isla, en específico el béisbol, ya es hora de que las autoridades se pronuncien acerca de varias situaciones que inquietan a los aficionados. Por ejemplo, ¿por qué no convocan a Alfonso Urquiola, el único manager que llevó a Cuba a ganar una Serie del Caribe tras la reincorporación de la isla a esa competencia, para dirigir al equipo de Pinar del Río —o incluso al equipo Cuba— en la Serie Nacional? Claro, Urquiola se ha caracterizado por decirle “al pan, pan; y al vino, vino”.
¿Por qué no ha habido nuevas incorporaciones al Salón de la Fama del Béisbol Cubano? Después de exaltar a Omar Linares, Orestes Kindelán, Antonio Muñoz, Braudilio Vinent y Luis Giraldo Casanova, existe un clamor generalizado para que se incluyan a otros peloteros que acumularon méritos suficientes para ello. ¿O es que no hay voluntad para reconocer a algún que otro “desertor”?…
Orestes Kindelán dirigió el pasado año el equipo de Santiago de Cuba que ganó la Serie Nacional sub 23. Este año no aparece al frente de ese equipo y no se han divulgado las causas de su no presencia. ¿Será acaso porque su hijo Lionard decidió marchar a República Dominicana con la probable intención de jugar en las Grandes Ligas de Estados Unidos?…
Por si lo anterior fuese poco, ahora asistimos al proceso de apelación del pelotero pinareño Donald Duarte ante una sanción de exclusión que le impusieron los directivos de su provincia.
Pero, claro, en el fondo no debemos confiar demasiado en las palabras del señor Díaz-Canel, pues pronunciamientos parecidos en el pasado —en especial en el trabajo de la prensa oficialista— quedaron en el campo de la retórica, y al final seguimos padeciendo el secretismo.
Y resulta imposible mencionar el balance del INDER sin referirnos a la intranquilidad que experimentan los mandamases del deporte cubano por la resistencia que le opondrán México y Colombia a Cuba en los próximos Juegos Centroamericanos y del Caribe en la ciudad de Barranquilla.
Cuba aspira a ganar esos juegos, pero haciendo valedero aquello que reza “poner el parche antes de que nazca el grano”, ya las autoridades del INDER han pronosticado que Cuba no debe encabezar el medallero durante la primera semana de competencia.