Serie Nacional de Béisbol: dificultades, quejas y pelotas de trapo

Si los emperadores de Roma entretenían a la plebe con pan y circo, el totalitarismo castrista da a los cubanos, para que estén entretenidos y no piensen en el desastre en que viven, béisbol circense y pan
Serie Nacional de Béisbol, Cubanos, Cuba
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LA HABANA, Cuba. — A las incontables quejas y sugerencias sobre la Serie Nacional de Béisbol  formuladas por peloteros, comentaristas deportivos y aficionados, hacen oídos sordos los dirigentes del INDER y la Comisión Nacional de Béisbol. A ellos, como a los gobernantes de la continuidad, “les resbalan” las quejas.

En las últimas ediciones, el número de juegos, las fallas en el aseguramiento y el éxodo de los peloteros más talentosos hacia ligas foráneas han puesto en quiebra la calidad de nuestro deporte nacional. Pero en la Serie que actualmente se celebra, la número 62, pasan de castaño oscuro las irregularidades y el descontento que provocan entre jugadores y aficionados.

Los 75 juegos programados para la etapa regular clasificatoria han sido un rotundo fracaso. La obligatoriedad de celebrar subseries de cinco partidos debido a la falta de combustible para la transportación impide a los aficionados disfrutar en vivo y en su territorio la actuación de los peloteros de sus novenas.

La falta de combustible ha provocado, además, la demora o suspensión de juegos y el retraso en la llegada de árbitros y hasta de un equipo entero.

Como si fuera poco, la celebración de dobles juegos de siete innings entre las diez de la mañana y bien avanzada la tarde, con un intervalo de media hora para almorzar, cuando más fuerte es el sol y el calor, ha provocado que peloteros y árbitros, aquejados de deshidratación e hipertensión arterial, hayan tenido que abandonar el juego.

Y en Guantánamo y Pinar del Río han tenido que suspender juegos porque los jugadores tenían diarreas.

Según expresara Guillermo Carmona, manager del equipo Industriales, al periodista de la TV Orlando Cruz, a veces no hay agua ni jugo para hidratarse en los dogouts y eso les impide las prácticas habituales, lo que acarrea la inmensa cantidad de errores que cometen los equipos y la consiguiente mala calidad de los encuentros.

Pero lo peor de todo en medio de tanto descalabro es la mala calidad de las pelotas, hechas en China. Por su poco bote son calificadas por algunos sluggers (bateadores con gran poder) como “pelotas de trapo”.

De acuerdo a la opinión de peloteros como Yordanis Samón, Frederich Cepeda, Rafael Viñales y otros habituales jonroneros, la pelota no solo no avanza ni bota, sino que suelta el forro si el bateador logra un buen contacto con la bola.

A pesar de tanto desastre, la Serie Nacional sigue andando. Los play offs entre Las Tunas y Matanzas y entre Santiago de Cuba e Industriales se celebran desde el pasado 21 de julio.

Y hasta se vuelven a encender los estadios. Sí, como lo oye. Luego de estar siete años apagados por la maldita circunstancia de la falta de combustible, ahora, cuando peor es la escasez, se han encendido de nuevo.

El espectáculo tiene que seguir a toda costa, como sea, no puede parar. Si los emperadores de Roma entretenían a la plebe con pan y circo, el totalitarismo castrista da a los cubanos, para que estén entretenidos y no piensen en el desastre en que viven, béisbol circense y pan (aunque sea racionado).

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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