MIAMI, Florida, febrero, 173.203.82.38 -Si de algo carece la disidencia en Cuba, es de liderazgo. No puede haber ningún movimiento politico, del corte que sea, que pueda sobrevivir, ni siquiera influir sobre la política, la economía o cualquier aspecto de la vida de un país, sin figuras que se expongan a lo que sea, sin autoflagelarse y morir en huelgas de hambre. Los mártires adornan los movimientos políticos, pero no sirven para alcanzar el poder.
Remontándonos un poco atrás, vimos como la iniciativa de recoger firmas de Osvaldo Payá, orientada en un curso lógico, quería, dentro de la “legalidad socialista” avanzar una agenda. Fracasó de medio a medio, pues puso la carreta delante de los bueyes. Porque si no presentas iniciativas concretas, por descabelladas que éstas sean, ¿qué es lo que pides? ¿Libertad? ¿Derechos Humanos? Una y otros no son solicitudes, sino derechos que deben estar garantizados y estructurados por leyes, y si el que legisla y tiene estructurado el Estado no te las da, ¿a quien vas a acudir? ¿ A los Estados Unidos, al resto del mundo? Está mas que demostrado que a nadie más que a los cubanos le interesa un pito el problema de Cuba.
¿Por qué triunfo Solidaridad en Polonia? ¿Por qué los checos y eslovacos hicieron su revolucion? Porque Reagan, Juan Pablo II y la Thatcher les ayudaron mandándoles mimeografos y papel? No. Porque tuvieron la valentía de hacer octavillas, no atacando al gobierno, sino presentanto una serie de reivindicaciones concretas. ¿Cuáles? Derecho al trabajo, derecho de asociación, libertad de expresión y otros muchos reclamos específicos.
En vez de tener tantas organizaciones con nombres diferentes y pomposos y de actuar sin coordinación, traten de movilizarse en las calles, No reciban y no acepten otra ayuda que no sea de familiares en el extranjero.
Es verdad que todo esto lo digo desde fuera. Pero por aislarme de aquello llamado revolucion y no colaborar con ella yo también pagué mi precio de prisión y ostracismo social. Nadie me tendió la mano en esos momentos, y ahora sucede lo mismo cuando las fuerzas represivas reprimen a mujeres y vemos a los hombres mantenerse al margen, tirando fotos con sus celulares.