LA HABANA, Cuba, octubre,www.cubanet.org – Hasta el 18 de octubre, se celebra en La Habana el Primer Congreso Internacional sobre Gestión Económica y Desarrollo, evento-vitrina que alimenta la ilusión de que, por primera vez, se discuten en el mundo la relación entre economía y desarrollo.
A este Congreso asisten representantes de 22 países y más del doble (39) de universidades extranjeras que cubanas (11), más de 200 años después de escrita Las Riquezas de las Naciones de Adam Smith.
Todos los meses hay en el mundo encuentros de economía internacionales. Los europeos, más que los norteamericanos, son prolíficos en congresos de economía, a pesar de que están menos obsesionados con el dinero que los Estados Unidos, y no tienen aspiraciones inaugurales. Pero parece que, a excepción de nosotros, nadie ha advertido el vínculo entre la economía y el desarrollo.
Los temas a discutir
Una mirada a los temas a discutir nos muestra la vanidad de este Primer Congreso: Contabilidad financiera, auditoría y control interno; Formación económica y superación profesional; Desarrollo local, economía social y solidaria; Cooperativismo como alternativa de desarrollo, y Finanzas internacionales y banca, son los tópicos más destacables…
¿Es posible que estos temas vayan a ser discutidos por primera vez en el mundo?
La pregunta puede parecer tonta, a no ser que el título del evento sea para impresionar a los observadores con la seriedad cubana en relación con los problemas más acuciantes del mundo. Como si los problemas de fondo en economía estuvieran resueltos en Cuba.
Con esta pretensión, una entre las 221 ponencias, lleva el título: Teoría cubana de los fund-edges (capitales especulativos de alto riesgo): una aproximación crítica. Bien cabría pensar que algún economista cubano intenta sentar cátedra sobre los capitales golondrinas del mercado financiero.
Vemos el palpable divorcio entre los temas a discutir y la realidad de la economía cubana.
Realidad y fantasía
Lo que da combustible a la segunda ilusión: que la economía cubana está en un evidente proceso de modernización y que ya estamos en condiciones de discutir las finanzas internacionales, no en unos talleres de aprendizaje, sino en todo un Congreso. Así lo pensarán muchos visitantes.
Existe algo así como un intento de dar cuerpo, propaganda y discurso a lo que, sin nombre oficial, podríamos llamar la Nueva Economía cubana. La prensa, y algunos inversionistas extranjeros se han atrevido a adelantar que Cuba cambia, que avanza a nuevos rumbos económicos, bien diferentes a los que el gobierno cubano seguía hasta hace unos años.
Después del adiós a la economía voluntaria de Ernesto Guevara, el gobierno se asoma ahora a la economía real. Así se inventa el concepto de Actualización del Modelo; se regresa al tema de la pequeña iniciativa individual; se desruraliza el cooperativismo según los manuales de cierta versión de socialismo, todo envuelto en el viejo juego cubano de la modernización aparente.
El juego de las apariencias
La primera apariencia tiene que ver con el acceso de estudiantes y profesores al conocimiento mundial; recordemos Infomed, la red informática de medicina que supuestamente iba a elevar los conocimientos de médicos y estudiantes a los primeros niveles en el mundo.
La segunda de las apariencias, es organizar eventos internacionales sobre todas las materias posibles, con el propósito de pretender que nos movemos a la vanguardia de las discusiones
El Primer Congreso Internacional sobre Gestión Económica y Desarrollo, podría sustentar una tercera ilusión: la de que el conocimiento previo, sin la experiencia, puede producir el desarrollo deseado, preparándonos de antemano para conducir nuestra propia experiencia económica en un mundo cada vez más interconectado.
Este tipo de ilusión ha funcionado en muchos países del mundo, los asiáticos hacen de ella una especialidad que les ha resultado productiva, pero exige requisitos previos que no se cumplen en Cuba.
Lo demuestran los casos de Perú y Brasil, solo la actuación abierta, legalmente garantizada crea un entorno eficaz para las auditorías y los controles contables de las empresas. Con sus tres agregados exigibles: dinero real a través de impuestos, eficiencia en la utilización y asignación de recursos y combate a la corrupción.
Represión y desarrollo
Esta premisa de modernización económica no existe en Cuba. Más bien las últimas disposiciones y acciones del Estado contra los vendedores de ropa y artículos industriales enseña que aquel no ha aprendido mucho de economía cuando impulsa cada vez más hacia el mercado informal que crece proporcionalmente a la represión. Y esta es justamente la negación del desarrollo.
Veamos, por otra parte, la política de desarrollo al estilo de China. Como bien dicen algunos economistas, China cuenta con una política para el crecimiento pero no para el desarrollo. Su gestión económica orientada a la exportación la lleva a afinar un tipo de gestión económica e capitalista siglo XIX, que por sí misma no implica desarrollo. Como lo demuestra la creciente desigualdad entre las diversas regiones del inmenso país.
La condición primaria para que la gestión económica signifique desarrollo es la de involucrar a todos los actores reales y potenciales en el crecimiento económico y descentralizando la toma de decisiones.
La India hizo esto, con su revolución verde; China no. Y Cuba, imitándola para mal, tampoco conecta gestión económica con desarrollo posible. ¿La prueba? La Zona Económica Especial del Mariel (Shangai como intención en el Caribe) establecida por decreto, y contraria a la Ley y a la implicación popular, es el tipo de progreso económico probable, que pone en práctica una gestión económica típicamente capitalista, de viejo cuño, sin poner en marcha desarrollo alguno.
El gobierno de El Mariel
El gobierno cubano, al que en términos económicos deberíamos llamar cada vez más como el gobierno del Mariel ―a los demás efectos económicos el resto de Cuba es una Zona Especial de Miami con sus 5.1 billones de dólares de trasiego en personas y mercancías― ha hecho la peor apuesta estratégica para Cuba. El Mariel, si se desarrolla, y yo lo dudo, cogerá fuertes catarros cuando Brasil, China y los Estados Unidos estornuden. Y recemos para que los tres no lo hagan al unísono.
Un Primer Congreso sobre Economía del Hogar y los Derechos de Propiedad, tendría más sentido, y sería de verdad el primero. La fórmula es la siguiente: a menor pretensión, más desarrollo. Y para todos los cubanos.