LA HABANA, Cuba, 1 de agosto de 2013, www.cubanet.org.- Nuestra idiosincrasia nos apega al humor criollo del fallecido humorista Guillermo Álvarez Guedes.
Quizás por eso, el muy censurado, oficialmente, artista cubano del exilio logró mantenerse con sus cuentos en el diálogo con su tierra. Pero no es menos cierto que desde los cubanos de a pie, hasta los más encumbrados funcionarios públicos, persiguen su humor para soltar la carcajada.
A propósito de su fallecimiento, humoristas residentes en la isla ofrecieron su opinión a CUBANET.
Uno de los comediantes del momento, Limay Blanco, conocido como Muñí Muñí, ganador de una competencia nacional de cuentos humorísticos, declaró:
“Para mí, era el mejor humorista. Muchos de los cuentos que hago son de Álvarez Guedes. Me crié escuchando sus cuentos, los tengo todos grabados…Los que hago en mis presentaciones está influenciado por él”.
Andy Vásquez, comediante que se ha ganado un espacio en el programa humorístico estelar Vivir del Cuento, también ofreció declaraciones:
“Crecimos todos oyendo a Álvarez Guedes….Era un señor que tenía un arte para hacer reír inigualable. Creo que en los monólogos y cuentos que hacemos los humoristas hay mucha influencia de su obra”.
Su amor por Cuba influyó a los comediantes de hoy. La censura no logró opacar su obra. Muchos aseguran que hasta su mayor censor, Fidel Castro, se ríe con sus chistes.
“Quién no se rie con Álvarez Guedes que levante la mano”, insta Irma, de 57 años, miembro del Partido Comunista. “Ese hombre está en todos los cuentos que hacemos. Es imborrable”, agregó.
Ángel Ramos, comediante, conocido como Pantera, considera que Álvarez Guedes es maestro del espectáculo y el mejor haciendo cuentos de todos los tiempos.
“Escuché muchos discos de él, no tuve la oportunidad de conocerlo pero era un fuera de serie”, añadió.
Baudilio Espinosa, escritor y director de programas humorísticos, declaró:
“Era un gran comediante y humorista. No solamente se limitaba a hacer los cuentos, sino que tenía una visión del mundo que era a partir de la distorsión propia de un humorista cuando enfoca la realidad”.
“Más allá de eso, se trata de la visión de un cubano. Porque siempre, donde quiera que estuvo, fue un cubano de pura cepa. Cuentos que cualquiera hace en una esquina o reunión familiar, él los narraba como nadie. Además, tenía una voz de jodedor…Nadie en el mundo dice comemierda como lo decía Álvarez Guedes”.
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