LAS TUNAS, Cuba.- “El grupo de trabajo multidisciplinario que en la provincia supervisa y fiscaliza la reorganización del transporte no estatal mantiene el seguimiento a una actividad que se ha reducido en los últimos días”, publicó el pasado 17 de febrero el semanario Periódico 26 del comité provincial del Partido Comunista en Las Tunas.
Cuando el semanario 26 dijo, “una actividad que se ha reducido en los últimos días” en alusión a la ausencia de camiones particulares en las carreteras, esas palabras tenían otra interpretación en los pasajeros varados en las terminales de ómnibus de Las Tunas por carecer de medios de transporte:
“Los camioneros no están trabajando” decían los pasajeros amontonados en las terminales.
Cuando en octubre del año pasado el gobierno en Las Tunas intervino el precio del pasaje, CubaNet publicó un reportaje donde un camionero dijo: “Pero aquí nadie sabe lo que va a pasar, porque nada más que hay dos opciones: o nos vende (el Estado) combustible a un precio razonable o se hace de la vista gorda para que continuemos comprándolo entre nosotros, si no, oiga… a 25 pesos el litro de petróleo y a siete pesos el pasaje tenemos que parar”.
Y temprano en 2017 los camioneros pararon cuando policías e inspectores, cumpliendo órdenes, comenzaron a exigir la legalidad del combustible empleado, y, era requisito indispensable para seguir operando, mostrar las facturas de petróleo adquirido en los establecimientos del Estado, donde un litro de petróleo, cuesta un CUC, esto es, 25 pesos CUP, mientras que en la calle, burlando el monopolio estatal, el litro de petróleo hoy se cotiza entre ocho y diez pesos CUP.
El pasado 17 de febrero, decía el semanario 26 concerniente a la compraventa de petróleo fuera del monopolio del Estado:
“En tal sentido reiteraron (las autoridades) que proseguirán las acciones para impedir el desvío de combustible estatal hacia usos no autorizados; estrategia que, aclararon, penaliza especialmente el acaparamiento”.
Y policías e inspectores por “ordenes de arriba” comenzaron la cacería. Hubo arrestos, bidones de petróleo ocupados y como consecuencia de las redadas, los camioneros dejaron de trabajar y los pasajeros quedaron sin vehículos donde transportarse, no para ir de turismo, sino para ir a los hospitales, los centros de trabajo, las escuelas…
Incapaz el Estado de asumir la transportación de pasajeros de forma estable, en Las Tunas todo el quehacer cotidiano del cubano que, no va a pie, porque va en camiones que allá por los años 50 del siglo pasado eran transporte de carga y ahora en el siglo XXI son transportes de pasajeros colapsó.
“Los transportistas privados hoy tienen en sus manos la mayor parte de la transportación de pasajeros intermunicipal en Cuba”, dijo una fuente gubernamental.
Gracias a las innovaciones de los camioneros, y de quienes burlando el bloqueo, no yanqui, sino castrista, suministran piezas de repuesto y combustible a los camioneros no por legislación castrista, sino por derecho universal, muchas personas hoy viajan en Cuba.
“Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión,” entre otras consideraciones de carácter práctico, fue promulgada la Declaración Universal de Derechos.
Y si el viernes 17 de febrero, con tono evidentemente persecutor, el semanario 26 del Partido Comunista en Las Tunas tituló “Mantienen seguimiento al transporte no estatal”, de otro tono fue el titulo empleado en el reporte de este viernes 24 de febrero: “Paulatina recuperación en servicio de transporte no estatal”, dice.
Según el semanario, de un total de 166 vehículos (camiones y camionetas) 75 se habían incorporado al trabajo la pasada semana “luego de las tensiones reportadas en días pasados”. Dice el periódico del Partido Comunista que esta situación, la reincorporación al trabajo de los camioneros, “es el resultado de la puesta en práctica de acciones por parte de las autoridades gubernamentales.”
Como el semanario 26 no dice que “acciones” pusieron en práctica las “autoridades gubernamentales” para hacer retornar al trabajo a los camioneros, pregunté a uno de ellos qué había sucedido y a condición de anonimato el propietario de camión dijo:
“Nosotros no hablamos de huelga ni nada de eso, usted sabe que huelguista aquí quiere decir contrarrevolucionario, y usted sabe a lo que se arriesga al que aquí (en Cuba) marquen con el cartelito de contrarrevolucionario.
“Sin andar hablando mucho sencillamente metimos el camión en el garaje y unos nos quedamos en la casa y otros, porque trabajamos bastante, se fueron de vacaciones. Nosotros sólo le dijimos a ellos (los del gobierno), usted saben que comprando petróleo en Servicupet (gasolineras del Estado) no se puede transportar pasajeros porque la cuenta no da (es irrentable). Y dijimos, déjennos trabajar, no pregunten de dónde sacamos el petróleo, si ustedes saben cómo y dónde compramos el combustible”, concluyó el camionero, abriendo los brazos en un gesto elocuente, como si delante tuviera a alguien a quien dijera: “para que preguntas por lo que tú me vendes”.
El final de esta historia de los camioneros parados en Las Tunas, como no la revela el periódico del Partido Comunista, debimos buscarla entre empleados de terminales haciendo una única pregunta: “¿En que paró el paro de los camioneros?”
La respuesta recibida a pesar de formular la pregunta reiteradamente fue la misma: “Los camioneros ganaron la pelea.”
“Ganaron la pelea” significa que, de ahora en adelante, vaya usted a saber hasta cuando, policías, inspectores, fiscales y jueces, valga decir el Partido Comunista, no preguntará de donde sale —porque bien lo sabe— y se hará de la vista gorda con el petróleo de los camioneros.