LA HABANA, Cuba -La orden del presidente Barack Obama que declara a Venezuela una amenaza extraordinaria para la seguridad nacional estadounidenses y cuyo primer paso es el congelamiento de los bienes en territorio norteamericano de siete funcionarios venezolanos provocó la reacción inmediata de Fidel Castro.
A diferencia del prolongado silencio mantenido por el ex gobernante cubano a raíz de los acontecimientos que dieron un nuevo giro en las relaciones de la Isla con Estados Unidos, en esta ocasión el Comandante salió prontamente a la palestra pública para condenar las sanciones norteamericanas contra el gobierno de Nicolás Maduro y aplaudir los pronunciamientos del presidente chavista en respuesta a las medidas de Obama.
En una manifestación de apoyo incondicional, Castro calificó de valiente y brillante al discurso de Maduro. Una valoración desmedida y falta de realismo pues si de algo carece el heredero del chavismo en su posición al frente de la nave bolivariana es precisamente de brillantez. A pesar de las acusaciones de maniobras y planes tremebundos en su contra el continuador del legado chavista ha llevado a su país a extremos que no conocimos en Cuba ni en los peores momentos del castrismo.
El deterioro de la vida económica, social y política que vive la sociedad venezolana resulta evidente. Aunque Maduro expone la baja de los precios del petróleo como justificación, ligado esto a un complot en el que no duda incluir a España y Colombia para variar lo del complot imperialista, junto con la oposición y los propietarios privados, resulta un hecho que esta situación no coincide en otros países productores de crudo afectados por igual con la baja de los precios.
Las detenciones contra opositores, las ordenes dadas a los militares para que tiren a matar a manifestantes, el control cada vez más férreo sobre la sociedad venezolana polarizada para beneficio de la cúpula gobernante, así como una violencia delictiva descontrolada que pone en peligro hasta a los seguidores de la causa bolivariana, son realidades que no puede ser achacada solamente a una crisis de precios en el mercado petrolero. Menos a un plan complejo en el que se enlazan intereses internos y foráneos.
El argumento norteamericano sobre la amenaza representada por Venezuela para su entorno puede aparecer sobre dimensionado. Pero si realmente existe una amenaza y un peligro en los proyectos del chavismo, el principal receptor de ese daño es precisamente la sociedad venezolana y sus vecinos. El repliegue de la democracia y el encausamiento hacia una sociedad violenta y represiva resulta una eventualidad nada despreciable para el proceso de paz que se construye en la limítrofe Colombia. Incluso daña el clima latinoamericano hacia una situación que ya se anuncia como sustituta del caso cubano en su enfrentamiento con el enemigo necesario-Estados Unidos- y las fuerzas imperialistas mundiales.
Dos reseñas particulares merecen un detenimiento. Una de ellas en el contenido de las palabras del embajador venezolano ante la OEA. En referencia a una hipotética agresión militar norteamericana a territorio venezolano el titular Roy Chaderton hizo una aplicación digna de un oficial nazi al expresarse sobra la oposición: – “… Los francotiradores apuntan a cabezas pero llega un momento en que una cabeza escuálida no se diferencia de una cabeza chavista salvo en el contenido: el sonido que produce una cabeza escuálida es mucho menor, es como un chasquido, porque la bóveda craneana es hueca, entonces pasa rápido, pero eso se sabe después de que pasa el proyectil”. La declaración del funcionario ocurrió durante una entrevista televisada por la estatal Venezolana de Televisión.
Otro detalle ha sido la postura de los grupos de Izquierda Unitaria al rechazar el pedido sin mención de sanciones por parte del Parlamento Europeo para que el gobierno de Venezuela libere a los opositores presos y cese el clima represivo que mantiene. Entre los que mantuvieron postura anti democrática se encuentra la representación de Podemos que anima asumir el poder en España con un proyecto muy cercano a sus mentores bolivarianos.
Es curioso que precisamente cuando que Cuba bajo el mando raulista trata de dirimir sus viejos desacuerdos con el vecino del Norte, el polo de la discordia se traslade un poco más al sur, dejando a Venezuela con la continuidad del conflicto, apartando el foco de tensiones que ya no conviene seguir sosteniendo desde el faro cubano. Y que desde allí se pase a discursos solidarios y ratificaciones de lealtades en aquello de que nunca te dejaremos solo, suena al pragmatismo de quienes se sacan de encima un pesado fardo con el que concluyeron es mejor dejar en otros hombros que mantenga la tradición, no importa la falta de brillo. Porque si algo resulta cierto es que tanto en su retórica, como en la forma de administrar y gobernar los destinos de su nación, el paso de Maduro por Miraflores más bien resulta lamentable. Y para que la sanción sea definitiva el mandatario venezolano se ha propuesto como próximo objetivo una ley que le posibilite gobernar por decreto. El paso inminente hacia la dictadura total.
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