NUEVA YORK, Estados Unidos.- El llamado “Firmazo” para sacar a Nicolás Maduro como presidente es un enorme éxito en toda Venezuela.
La prensa internacional destaca la celeridad y el increíble número de firmas que se han recogido en menos de 24 horas para el revocatorio, un proceso preliminar que todavía se extenderá por 30 días. Ya hay más del triple de firmas necesarias para implementar la medida.
Los venezolanos, enfrentados a la falta de alimentos, de medicinas, y al hampa haciendo de las suyas en medio de la oscuridad, han visto que la única salida es esta oportunidad de reunir firmas para sacar a Maduro del poder.
No será fácil, porque el gobierno de Miraflores ya está moviendo su engranaje para no acatar la voluntad del pueblo.
Pero esto no impide el entusiasmo de la población, harta del régimen que comenzó hace 17 años con Hugo Chávez y que sólo ha traído miseria y descomposición social a la tierra del Libertador.
Los cubanos, en cambio, no tienen el mecanismo revocatorio para expresar su desacuerdo con la dictadura castrista; porque la voluntad de sus ciudadanos solo puede expresarse desde hace 57 años con la mano levantada, en señal de acatamiento a las disposiciones del gobierno.
Sin embargo, en la oposición cubana han habido iniciativas como la del fallecido activista Oswaldo Payá Sardiñas, quien entregó en octubre del 2003 a la Asamblea Nacional del Poder Popular, en La Habana, 14 384 nuevas firmas en apoyo al Proyecto Varela, pidiendo un plebiscito político en Cuba.
La recolección y entrega de firmas se realizó tras una ola de arrestos de miembros de la oposición pacífica, que incluyó a 42 miembros de su movimiento. Payá afirmó: “Muchas de estas firmas fueron recogidas después de la ola represiva. Están debidamente organizadas y reconocidas. Este es un trabajo limpio, porque los que difaman son el gobierno y sus agentes”
Recientemente su hija, Rosa María Payá, entregó miles de firmas y afirmó que “ha llegado la hora de que en Cuba se realice un plebiscito para que la población se pronuncie sobre el respeto a sus derechos humanos y el destino que quiere para su país”.
Un antecedente de este tipo de referendo fue el realizado en Chile en 1988, y significó el fin de la dictadura militar de Augusto Pinochet. Ese año, más de siete millones de chilenos fueron consultados sobre si querían que Pinochet siguiera en el poder hasta el 11 de marzo de 1997.
El triunfo del “no”, con el 55,9 por ciento de los votos, implicó que se convocara a elecciones democráticas conjuntas de presidente y parlamentarios al año siguiente, lo que condujo al fin de la dictadura iniciada en 1973.
¿Por qué otros países pueden y Cuba no?